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EXPLOSIÓN DEPOSITO DE DINAMITA

Ciudad de Córdoba, Pcia. de Córdoba, Argentina

12 nov. de 2004

 

LA EXPLOSIÓN SE ESCUCHO EN TODA LA CIUDAD Y PRODUJO UN GIGANTESCO HONGO DE HUMO Y TIERRA Alarma en Córdoba al estallar un depósito de dinamita: un muerto. Era un empleado que descargaba cajas con gelamón vencido de un camión. Explotaron entre 60 y 70 kilos y dejaron un cráter de 9 metros. Ocurrió a 20 km del centro de la ciudad, a un costado de la ruta 9.

El hongo de humo y tierra, color amarillo azufre, se levantó hasta unos 250 metros de altura. Eran las 9.33. Empujado por el viento, se fue corriendo hacia el noreste, según relataron los habitantes de la Villa Los 40 Guasos, un barrio pobre de la zona, a 20 km de la capital provincial. La explosión tuvo lugar en un campo de la empresa Fermanelli, que se dedica a la venta de explosivos de uso civil para minas y canteras.

El accidente se produjo cuando un operario —Claudio Ruggeri, de 35 años— manipulaba entre 60 y 70 kilos de gelamón vencido, un explosivo hecho con nitroglicerina y nitrocelulosa. Lo que hacía era descargar de un camión Ford F4000 blanco, cajas con gelamón que luego tiraba a un pozo de dos metros y medio de profundidad y tres de ancho, según afirmaron a Clarín fuentes de la investigación.

El pozo había sido cavado el viernes último por un hombre que ayer se quedó dormido y no llegó a tiempo para ayudar a Ruggeri en su tarea. Se cree que al arrojar una de esas cajas, ya sea por el golpe o por la fricción, se produjo el estallido.

El cuerpo del operario apareció a unos 100 metros, casi desnudo, sólo con sus calzoncillos y el pantalón hecho jirones, pero abrochado a su cintura.

En el sitio de la explosión quedó un cráter cónico de seis metros de profundidad y nueve de diámetro. El camión estaba destrozado, con su parabrisas empujado hacia adelante y el techo levantado. La onda expansiva lo desplazó unos cinco metros.

Cerca, hay dos depósitos construidos con bloques y techos de cemento, y una precaria vivienda llena de bolsas blancas con nitrato de amonio, una sustancia granulada de color amarillo.

En las paredes frontales de uno de los galpones, un cartel de fondo rojo y letras blancas, dice: "Peligro explosivos". Allí, se guardaban otros 6.850 kilos de material altamente peligroso. Sin embargo, no había "mamelones": los terraplenes que en instalaciones de este tipo sirven para orientar la onda expansiva hacia arriba y evitar los estallidos en cadena. "Pudo haber sido peor", dijo un vocero policial.

La empresa Fermanelli opera con habilitación de Fabricaciones Militares (FM) desde 1998 y, según los registros, puede trabajar hasta con 15 toneladas de explosivos. Llamativamente, la Municipalidad de Córdoba no había permitido su funcionamiento en 1999 y reiteró la negativa en años posteriores. La Subdirección de Habilitación de Negocios precisó anoche que "se le obligó a retirar los explosivos a otros establecimientos y desde 1999 se realizaron inspecciones sin que se registrara actividad".

El caso es investigado por el juez federal Ricardo Bustos Fierro, quien ordenó el traslado de de las sustancias que no detonaron al polvorín de San José de la Quintana, a 70 km de la capital.

Carlos Fermanelli, el propietario, llegó al lugar por la tarde y dijo no saber la causa de la explosión. Enseguida, se defendió: "Estamos acá desde hace 10 años y tenemos autorización de Fabricaciones Militares y del RENAR (Registro Nacional de Armas)".

Los efectos de la onda expansiva se sintieron fuertemente en un radio de 800 metros, y algunas viviendas sufrieron roturas de vidrios. Pero el estallido se oyó en toda la ciudad de Córdoba. Fuentes expertas en el uso y manejo de explosivos dijeron que la causa del accidente pudo haber sido la inestabilidad del gelamón.

Al parecer no hubo testigos directos de lo que sucedió, pero un hombre que vive en un campo cercano le dijo a la Policía que le pareció ver fuego antes de la explosión, un dato que por el momento no pudo ser confirmado.

Del lugar, se retiró un explosivo granulado a base de nitrato de amonio y gas oil denominado AMFO, gelamón y mechas explosivas. Luego detonó de manera controlada 130 kilos de gelamón que no podían trasladarse.

¿Por qué todos estos elementos no explotaron? Un ingeniero precisó que como estaban en un pozo, la onda expansiva fue hacia arriba, hacia el este y el sur, es decir en sentido contrario al depósito que tenía mayor cantidad de gelamón.

 

Fuente: Diario Clarín

 

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